Gap Paraguay – Fall 2024
A Journey of Growth: Lessons From my PA Experience
The four of us volunteers started our PAs three weeks into our experience here in Paraguay. By this point, we had already spent two weeks living with our host families and had settled into a routine of getting up every morning to attend our classes. Personally, I was feeling pretty comfortable speaking in Spanish and was ready to continue thriving in my new internship.
The first week of the internship was definitely humbling and a reality check. My PA was at MuCi: the Museum of Science in Asunción. Every day, school groups visited, and each worker, or Mediator, was assigned an interactive exhibit to demonstrate and explain the science behind it. The exhibits ranged from a small sandbox filled with “dinosaur bones” for visitors to uncover, to explaining why we know birds evolved from dinosaurs, using 3D-printed replicas of both as evidence.
On my first day, I shadowed a mediator demonstrating the sandbox interactive, and I felt completely overwhelmed. My Spanish skills seemed much weaker in this fast-paced environment. Kids would approach me with simple questions, like “Where is the bathroom?” and my mind would go blank. When it was just my coworkers and me, I often spent most of the conversation trying to catch up until I eventually gave up. It was tough walking into work knowing how disheartening it was going to be, and the end of the day could never come soon enough.
There was no magical moment that made everything easier—it took a lot of hard work on my part and a great deal of patience from my coworkers (for which I will be forever grateful). But slowly, there were moments that made me realize, “Hey, I’m improving.” A visitor asked me a simple question, and I was able to answer it instead of directing them to a coworker. I managed to make a coworker laugh with a joke. One day, the person I was shadowing got caught up in something else, so I had to run an interactive on my own, which eventually led to them assigning me my own interactive. As days and weeks passed, I noticed that walking into work became less of a burden, and the end of the day came quicker.
Now, as I near the end of the internship, I can confidently say that what I look forward to most each day is going to my internship. I feel capable of running nearly every interactive and do so daily. I also feel that my coworkers have become friends. I look forward to opportunities to see them outside of the normal workday, whether at special events like The Night of the Museums or making plans together on our own. My experience at the PA has been the aspect of this program that has helped me grow the most.
Un Viaje de Crecimiento: Lecciones de mi Experiencia como PA
Los cuatro voluntarios comenzamos nuestras pasantías tres semanas después de llegar a Paraguay. Para ese momento, ya habíamos pasado dos semanas viviendo con nuestras familias anfitrionas y teníamos una rutina establecida de levantarnos todas las mañanas para ir a nuestras clases. Personalmente, ya me sentía bastante cómodo hablando en español y estaba listo para seguir avanzando en mi nueva pasantía.
La primera semana de la pasantía fue, sin duda, un golpe de realidad y muy desafiante. Mi PA era en MuCi, el Museo de Ciencias de Asunción. Todos los días, grupos escolares venían de visita, y cada trabajador o mediador tenía asignado una exhibición interactiva para explicar y enseñar la ciencia detrás de lo que ocurría. Las exhibiciones iban desde una caja de arena llena de “huesos de dinosaurios” que los visitantes debían encontrar, hasta explicar por qué sabemos que las aves evolucionaron de los dinosaurios, utilizando réplicas impresas en 3D como evidencia.
En mi primer día, estuve observando al mediador que demostraba la caja de arena interactiva, y me sentí completamente abrumado. Mis habilidades en español parecían mucho más débiles en este entorno rápido y exigente. Los chicos se me acercaban con preguntas simples, como “¿Dónde está el baño?” y mi mente se quedaba en blanco. Cuando estaba con mis compañeros de trabajo, pasaba la mayor parte del tiempo intentando seguir las conversaciones, hasta que eventualmente dejaba de intentar. Era difícil entrar a trabajar sabiendo que iba a ser desalentador, y no veía la hora de que terminara el día.
No hubo un momento mágico en el que todo se volviera más fácil; me tomó mucho esfuerzo y paciencia por parte de mis compañeros (por lo que siempre les estaré agradecido). Sin embargo, poco a poco, empezaron a ocurrir cosas que me hicieron darme cuenta de que estaba mejorando. Un visitante me hizo una pregunta sencilla y pude responderla sin tener que dirigirlo a un compañero. Logré hacer reír a un compañero con un chiste. Un día, la persona a la que estaba observando se distrajo con otra cosa, así que tuve que manejar una actividad interactiva solo, y eso llevó a que me empezaran a asignar mis propias exhibiciones. A medida que pasaban los días y semanas, noté que entrar al trabajo ya no era una carga y que los días se me pasaban más rápido.
Ahora, ya casi terminando la pasantía, puedo decir que lo que más espero cada día es ir a mi PA. Me siento confiado en mi capacidad para manejar prácticamente todos los interactivos, y lo hago a diario. Además, siento que mis compañeros de trabajo se han convertido en amigos. Espero con ansias las oportunidades de verlos fuera del horario laboral, ya sea en eventos especiales como La Noche de los Museos o planeando actividades por nuestra cuenta. Mi experiencia en la PA ha sido la parte que más me ha ayudado a crecer durante este programa.