Sustainable Communities and Newfound Connections
Comunidades Sostenibles y Nuevas Conexiones
Touching Down in San Jose / Aterrizando en San José
As the AMIGOS project staff team waited at the San José Airport for the participants to exit the plane, we felt as much anticipation and excitement as they did. We had spent months designing the program—finding host families, booking excursions, planning service activities, and much more—and we couldn’t believe it was finally time for our project to unfold.
Despite a long day of traveling and the inevitable nerves that come with meeting so many new people, the volunteers were smiling and eager for the next three weeks. As we took the bus to the hotel, the volunteers were already asking us questions: Where were we going first? What were some of the activities planned? Did any of us do AMIGOS when we were in high school?
Mientras el equipo del personal del proyecto esperaba en el Aeropuerto de San José a que los participantes bajaran del avión, sentimos tanta anticipación y emoción como ellos. Habíamos pasado meses diseñando el programa—encontrando familias anfitrionas, reservando excursiones, planificando actividades de servicio y mucho más—y no podíamos creer que finalmente había llegado el momento de que nuestro proyecto se desarrollara.
A pesar de un largo día de viaje y los inevitables nervios que vienen con conocer a tantas personas nuevas, los voluntarios estaban sonriendo y ansiosos por las próximas tres semanas. Mientras tomábamos el autobús hacia el hotel, los voluntarios ya nos estaban haciendo preguntas: ¿A dónde iríamos primero? ¿Cuáles eran algunas de las actividades planeadas? ¿Alguno de nosotros hizo AMIGOS cuando estábamos en la secundaria?
Arriving in Guayabo / Llegando a Guayabo
When we arrived in our first community, a rural town in the mountains of Costa Rica, all of the host families were waiting for us with decorated posters welcoming the volunteers. This lovely surprise was organized by one of the host moms. Over the next nine days, our group was very busy. From working on farms and learning how to make Turrialba cheese to exploring a 4000-year-old archaeological site. Guayabo was filled with new experiences.
What made this experience truly special was the community that welcomed us with open hearts. Though the volunteers were nearly 5000 km away from their families, they each found a small piece of home inside of their new families. Though their new families may eat different food, listen to different music, and speak a different language, the love and connection were there just the same.
After watching her host sister perform a dance routine, one volunteer remarked that she always thought cultures were so different, but she had since learned that they were far more similar than different.
The volunteers concluded their time in Guayabo by making tamales for their host families. It was hard work and took most of the day, but all of the families were very grateful for the dedication of the volunteers. At our farewell party, many of the volunteers cried because they were saying goodbye to their new home, new family and new community.
Lo que hizo que esta experiencia fuera realmente especial fue la comunidad que nos recibió con los brazos abiertos. Aunque los voluntarios estaban a casi 5,000 km de distancia de sus familias, cada uno encontró un pequeño pedazo de hogar dentro de sus nuevas familias. Aunque sus nuevas familias puedan comer alimentos diferentes, escuchar música distinta y hablar otro idioma, el amor y la conexión estaban allí de la misma manera.
Cuando llegamos a nuestra primera comunidad, un pueblo rural en las montañas de Costa Rica, todas las familias anfitrionas nos estaban esperando con carteles decorados dando la bienvenida a los voluntarios. Esta encantadora sorpresa fue organizada por una de las madres anfitrionas. Durante los siguientes nueve días, nuestro grupo estuvo muy ocupado. Desde trabajar en granjas y aprender a hacer queso de Turrialba, hasta explorar un sitio arqueológico de 4,000 años de antigüedad, Guayabo estuvo lleno de nuevas experiencias!
Después de ver a su hermana anfitriona realizar una rutina de baile, una voluntaria comentó que siempre pensó que las culturas eran muy diferentes, pero desde entonces había aprendido que eran mucho más similares que diferentes.
Los voluntarios concluyeron su tiempo en Guayabo haciendo tamales para sus familias anfitrionas. Fue un trabajo arduo y tomó casi todo el día, pero todas las familias estaban muy agradecidas por la dedicación de los voluntarios. En nuestra fiesta de despedida, muchos de los voluntarios lloraron porque se estaban despidiendo de su nuevo hogar, nueva familia y nueva comunidad.
Journey to Parismina / Viaje a Parismina
After an emotional farewell to our new families in the community, we set off on a four-hour journey to Parismina, a small and remote community of 500 people on the Caribbean Coast. Accessible only by boat, Parismina is a beautiful coastal community, distinct from other towns in Costa Rica.
The first thing that the volunteers noticed upon arrival was the amount of black sand—Parismina has no roads, only sand paths. Over our time in Parismina, we would come to know these sandy trails well. We were immediately greeted by our two Local Youth Leaders, Maikell and Leo. Over our time in Parismina, they became great friends and mentors to the volunteers, sharing information about their home and culture.
Another highlight of our stay was Soda Olga, a beloved local restaurant in the centre of town. Known for its famous smoothies and classic Costa Rican dishes like gallo pinto, casado, and the best empanadas we’ve ever tasted, it quickly became the volunteers’ favourite hangout spot. The smoothies lived up to their reputation, with many of the volunteers ordering two or three per day.
Our volunteer work in Parismina was focused on marine conservation with the Association Save the Turtles of Parismina (ASTOP). We participated in night patrols, walking along the beach in search of turtles and their eggs. One morning, we even had the opportunity to release baby turtles into the ocean, watching them waddle along the sand into the ocean.
After eight days filled with sand, smoothies, karaoke, turtles, and cherished moments with friends, our time in Parismina came to an end. Though we were sad to leave what had become another home, we were grateful for the unforgettable experience.
Después de una emotiva despedida de nuestras nuevas familias en la comunidad, partimos en un viaje de cuatro horas hacia Parismina, una pequeña y remota comunidad de 500 personas en la costa caribeña. Accesible solo por bote, Parismina es una hermosa comunidad costera, distinta de otros pueblos en Costa Rica.
Lo primero que notaron los voluntarios al llegar fue la cantidad de arena negra—Parismina no tiene carreteras, solo senderos de arena. Durante nuestro tiempo en Parismina, llegamos a conocer bien estos senderos arenosos. Fuimos recibidos de inmediato por nuestros dos Líderes Juveniles Locales, Maikell y Leo. Durante nuestro tiempo en Parismina, se convirtieron en grandes amigos y mentores para los voluntarios, compartiendo información sobre su hogar y su cultura.
Otro punto destacado de nuestra estancia fue la Soda Olga, un querido restaurante local en el centro del pueblo. Conocido por sus famosos batidos y platos clásicos costarricenses como gallo pinto, casado, y las mejores empanadas que hemos probado, rápidamente se convirtió en el lugar favorito de los voluntarios. Los batidos estaban a la altura de su reputación, y muchos de los voluntarios pedían dos o tres por día.
Nuestro trabajo voluntario en Parismina se centró en la conservación marina con la Asociación Salvemos las Tortugas de Parismina (ASTOP). Participamos en patrullajes nocturnos, caminando por la playa en busca de tortugas y sus huevos. Una mañana, incluso tuvimos la oportunidad de liberar tortugas bebés en el océano, viéndolas caminar por la arena hacia el mar.
Después de ocho días llenos de arena, batidos, karaoke, tortugas y momentos preciados con amigos, nuestro tiempo en Parismina llegó a su fin. Aunque estábamos tristes de dejar lo que se había convertido en otro hogar, estábamos agradecidos por la experiencia inolvidable.
Heartfelt Goodbyes / Despedidas Sentidas
As a project staff team, we often reflected on how fortunate we were to have had two such incredible groups. Watching the volunteers laugh, cry, learn, and persevere through a whirlwind three weeks was truly an honour. As we waved goodbye and watched them pass through security, we knew they had so much to be proud of.
From the mountains of Guayabo to the sand-filled paths of Parismina, we discovered that home can be found in any corner of the Earth.
Como equipo del personal del proyecto, a menudo reflexionábamos sobre lo afortunados que éramos de haber tenido dos grupos tan increíbles. Ver a los voluntarios reír, llorar, aprender y perseverar durante tres semanas fue realmente un honor. Mientras nos despedíamos y los veíamos pasar por seguridad, sabíamos que tenían mucho de lo que estar orgullosos.
Desde las montañas de Guayabo hasta los senderos llenos de arena de Parismina, descubrimos que el hogar puede encontrarse en cualquier rincón de la Tierra.
With Love / Con Amor,
Olas y Cerros Staff Team