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Pezeta: Una Visita a la Feria

 

After a peaceful night’s sleep that was encouraged by the soothing sounds of Quebradas’ nearby river, all of us volunteers were awoken by our alarms at 6 A.M. This morning, we were greeted by our host moms with a traditional Costa Rican breakfast of gallo pinto and eggs. After our amazing breakfast that was accompanied by conversation with our host families, we were off to meet all of our fellow volunteers and the project staff at the local field.

Today, we would be painting the fence that surrounded the perimeter of the field, which was commonly known to community members as “la plaza.” With the help of the president of the community, we worked from 7 A.M. to 11 A.M. For four hours, we scraped, cleaned, and painted the boarding fence of la plaza, and planted a few flowers in la plaza as well. Despite the hard work, our community-based service paid off, and by the end of the four hours of work, the fence was a beautiful sky blue!

After our community-based service concluded for the day, we cleaned up all of our used materials and started walking to one of Quebradas’ waterfalls for a quick excursion. After 20 or so minutes of walking, we arrived at the waterfall and were able to wade in the refreshing, ankle-deep water as we admired the cascading falls in front of us. After 20 minutes, we made our returns to our individual host families, where we would be having lunch. Though every household’s meals were different, a traditional Costa Rican lunch was well balanced and consisted of several elements – including a meat, rice, beans, and vegetables- creating a colorful display that tasted even better than it looked.

Después de una noche tranquila, animado por los relajantes sonidos del cercano río Quebradas, los voluntarios nos despertamos a las 6 a.m. Esta mañana, fuimos recibidos por nuestras madres anfitrionas con un desayuno tradicional costarricense de gallo pinto y huevos. Después de nuestro increíble desayuno que fue acompañado por la conversación con nuestras familias de acogida, nos fuimos a conocer a todos nuestros compañeros voluntarios y el personal del proyecto en el campo local.

Hoy pintaríamos la valla que rodeaba el perímetro del campo, conocida por los miembros de la comunidad como “la plaza”. Con la ayuda del presidente de la comunidad, trabajamos desde las 7 de la mañana hasta las 11. Durante cuatro horas, raspamos, limpiamos y pintamos la valla de la plaza, y también plantamos algunas flores en la plaza. A pesar del duro trabajo, nuestro servicio comunitario valió la pena, y al final de las cuatro horas de trabajo, la valla tenía un precioso color azul cielo!

Una vez concluido nuestro servicio comunitario del día, limpiamos todo el material utilizado y nos pusimos en marcha hacia una de las cascadas de Quebradas para hacer una rápida excursión. Después de caminar unos 20 minutos, llegamos a la cascada y pudimos disfrutar del agua refrescante que nos llegaba hasta los tobillos mientras admirábamos las cascadas frente a nosotros. Después de 20 minutos, regresamos a nuestras familias anfitrionas, donde almorzaríamos. Aunque las comidas de cada familia eran diferentes, un almuerzo tradicional costarricense estaba bien equilibrado y consistía en varios elementos -incluía carne, arroz, frijoles y verduras- creando un colorido plato que sabía incluso mejor de lo que parecía.

 

After a quick lunch, we reunited with our fellow volunteers and staff members for a lesson of cultural communication led by two members of the nearby city – San Isidro. Throughout the duration of our trip, we had three of these classes, which typically revolved around working on our speaking and vocabulary skills in the target language, Spanish.

After lunch, we also made sure to bring some colones (the Costa Rican currency) to our class because our volunteer group would be going to San Isidro’s “feria”- a farmer’s market where farmers from local communities could sell their produce to the general public. A colorful array of fruits and vegetables lined each of the vendors’ tables, and typically included produce such as papayas, fresas, mamones, mangoes, pejibayes, plátanos, bananos, piñas, and more. In addition to produce such as fruits and vegetables, some vendors sold hand-made jewelry, baked goods, candles, flowers, and books. In addition to the products they were selling, many vendors also had a story to tell. While some vendors lived locally, others had come from other countries, or had been working on their families’ farms for many years.

Después de un rápido almuerzo, nos reunimos con nuestros compañeros voluntarios y miembros del personal para una clase de comunicación cultural dirigida por dos miembros de la cercana ciudad de San Isidro. A lo largo de nuestro viaje, tuvimos tres de estas clases, que normalmente giraban en torno a trabajar nuestras habilidades de expresión oral y vocabulario español.

Después de comer, también nos aseguramos de llevar algunos colones (la moneda costarricense) a nuestra clase porque nuestro grupo de voluntarios iría a la “feria” de San Isidro, un mercado agrícola donde los agricultores de las comunidades locales podían vender sus productos al público en general. En las mesas de los vendedores había una colorida variedad de frutas y verduras, como papayas, fresas, mamones, mangos, pejibayes, plátanos, bananos, piñas y otros. Además de productos como frutas y verduras, algunos vendedores vendían joyas hechas a mano, productos de panadería, velas, flores y libros. Además de los productos que vendían, muchos vendedores también tenían una historia que contar. Algunos vivían en la zona, otros venían de otros países o llevaban muchos años trabajando en las granjas de sus familias.

 

It was safe to say that everyone enjoyed the feria, seeing that everyone returned back to their host families with a bag of produce. After our return to each of our individual host houses, we had some time to spend with our host families before our final meal of the day- dinner- which was cooked to perfection by our hardworking host moms. We were served the traditional Costa Rican plate called Casado- which consisted of rice, beans, fried plantains, and chicken.

After dinner, we usually delegated with the other volunteer(s) in our host house who would get the first shower, then partook in conversation with our host families, self-reflection, or reading while we waited for our turn to shower. By the time all of the showers were finished, it would normally be between 8 and 9 P.M., and after a long day of work and activities, we would be just about ready to fall asleep, so we could get another good night’s rest for the following day.

Se puede decir que todo el mundo disfrutó de la feria, ya que todos regresaron a sus familias con una bolsa de productos. Después de nuestro regreso a cada una de nuestras casas, tuvimos algún tiempo para pasar con nuestras familias anfitrionas antes de nuestra comida final del día – la cena – que fue cocinado a la perfección por nuestras madres anfitrionas. Nos sirvieron el plato tradicional costarricense llamado casado, que consistía en arroz, frijoles, plátanos fritos y pollo.

Después de la cena, por lo general delegamos con el otro voluntario (s) en nuestra casa de acogida quién conseguiría la primera ducha, y luego participamos en conversaciones con nuestras familias, o journaling y lectura, mientras esperamos nuestro turno para ducharnos. Ya bañados, solían ser entre las 20.00 y las 21.00 horas y, tras un largo día de trabajo y actividades, estábamos a punto de dormirnos para poder descansar bien al día siguiente!

 

lgomez
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